Fobias
ANGUSTIA
La angustia es uno de los motivos de consulta y demandas de tratamiento más frecuentes, Muchas personas hablan de ansiedad (por influencia de la tradición cientificista anglosajona) para referirse a una experiencia que es más compleja, difícil de concretar. Afecta de forma muy perturbadora a toda la vida psíquica y relacional del sujeto, que se siente abrumado por manifestaciones somáticas (asfixia, taquicardia, mareos, temblores, etc.) y afectivas (miedos difusos, fobias).
Presente, flotante, no está ligada a ningún objeto (representación, temor) concreto. Su relación con el miedo es especial, porque siempre es excesiva en relación con algo que no se sabe identificar. El sujeto sufre un temor siempre presente, latente, que altera profundamente su vida sin que pueda entender qué le está pasando.
Ligada a un objeto (p.ej., miedo a una infección). Es un temor desproporcionado en relación con un objeto concreto. La vida del sujeto se ve alterada por todas las acciones que se siente obligado a hacer para conjurar un peligro que va mucho más allá de lo razonable.
Aparece de repente y es una experiencia que se siente en el cuerpo de forma intensa (ahogo, taquicardia, mareo, etc.). Puede surgir ante la irrupción de un suceso inesperado que desborda a la persona, que siente entonces miedo a una muerte inminente, a enloquecer, a perder el control y hacer cualquier cosa. Es frecuente que tras la primera crisis se instale en el sujeto el temor a que se repita.
La necesidad de encontrar una explicación rápida y simple a una experiencia que se muestra tan enigmática suele llevar a centrarse en los síntomas físicos, tan molestos y fáciles de reconocer. De esta forma ocupan el centro de atención, ocultando así otros aspectos de la vida del sujeto que siempre están implicados. Al inicio, poder ponerle palabras a una experiencia que aparece como vacía de ellas, tiene un efecto calmante, tranquilizador. Permiten crear una red protectora que alivia y la angustia va cediendo. El tratamiento a medio plazo requiere ir más allá, indagar el contexto en el que ocurrieron las primeras crisis. Con un ritmo respetuoso al estado actual de cada persona, esto permitirá desvelar lo que se oculta entre esa confusa red de fenómenos. Algo que habita en lo más ignorado del deseo de cada sujeto.
ANGUSTIA
La angustia es uno de los motivos de consulta y demandas de tratamiento más frecuentes, Muchas personas hablan de ansiedad (por influencia de la tradición cientificista anglosajona) para referirse a una experiencia que es más compleja, difícil de concretar. Afecta de forma muy perturbadora a toda la vida psíquica y relacional del sujeto, que se siente abrumado por manifestaciones somáticas (asfixia, taquicardia, mareos, temblores, etc.) y afectivas (miedos difusos, fobias).
Presente, flotante, no está ligada a ningún objeto (representación, temor) concreto. Su relación con el miedo es especial, porque siempre es excesiva en relación con algo que no se sabe identificar. El sujeto sufre un temor siempre presente, latente, que altera profundamente su vida sin que pueda entender qué le está pasando.
Ligada a un objeto (pej., miedo a una infección). Es un temor desproporcionado en relación con un objeto concreto. La vida del sujeto se ve alterada por todas las acciones que se siente obligado a hacer para conjurar un peligro que va mucho más allá de lo razonable.
Aparece de repente y es una experiencia que se siente en el cuerpo de forma intensa (ahogo, taquicardia, mareo, etc.). Puede surgir ante la irrupción de un suceso inesperado que desborda a la persona, que siente entonces miedo a una muerte inminente, a enloquecer, a perder el control y hacer cualquier cosa. Es frecuente que tras la primera crisis se instale en el sujeto el temor a que se repita.
La necesidad de encontrar una explicación rápida y simple a una experiencia que se muestra tan enigmática suele llevar a centrarse en los síntomas físicos, tan molestos y fáciles de reconocer. De esta forma ocupan el centro de atención, ocultando así otros aspectos de la vida del sujeto que siempre están implicados.
Al inicio, poder ponerle palabras a una experiencia que aparece como vacía de ellas, tiene un efecto calmante, tranquilizador. Permiten crear una red protectora que alivia y la angustia va cediendo. El tratamiento a medio plazo requiere ir más allá, indagar el contexto en el que ocurrieron las primeras crisis.
Con un ritmo respetuoso al estado actual de cada persona, esto permitirá desvelar lo que se oculta entre esa confusa red de fenómenos. Algo que habita en lo más ignorado del deseo de cada sujeto.