Decidirse a empezar

Decidirse a

empezar

Todas las personas pasamos por situaciones de malestar, conflictos o pérdidas a lo largo de nuestra vida. El dolor o la tristeza no son enfermedades y muchas veces encontramos la forma de afrontarlos con nuestros propios recursos y los apoyos de nuestro entorno.

Sin embargo, esto no siempre es así. A veces surgen malestares psíquicos y/o corporales, experiencias traumáticas o situaciones inesperadas que nos desbordan. Aparecen síntomas (angustia, insomnio, fatiga, irritabilidad, etc.) que nos dicen, a su manera, que algo no va bien.

Hacer algo diferente

No es fácil acudir a una consulta. A veces se cae en el desánimo de creer que nadie puede ayudarnos, que es demasiado tarde; quizá sea mejor callar.. Además, en una sociedad como la nuestra, en la que ser feliz, exitoso, competitivo, «dar la mejor versión de sí mismo» se ha convertido en una obligación. No adaptarse a ese modelo, no poder «obedecerlo», es vivido por muchas personas como un fracaso personal. Y claro, pedir ayuda cuesta.

Cuando el sufrimiento se hace presente y no cesa, cuando mirar hacia otro lado no sirve y se han intentado otras cosas que no funcionan, es importante decidirse a empezar. No hay recetas universales pero la decisión de hacer algo diferente con eso que nos pasa es un buen comienzo. .Darse tiempo para ponerle palabras a ese dolor (que muchas veces ni siquiera las tiene), y poder elaborarlo no sólo alivia los síntomas; hace posible un saber diferente que devuelve la alegría y las ganas de vivir.