Obsesiones

Las obsesiones y los rituales que a menudo las acompañan se constituyen como una defensa para protegerse de la angustia. Son una fortaleza que les defiende de su fragilidad pero, al mismo tiempo, les aprisiona.
¿Qué es una obsesión?
Es un continuo esfuerzo de pensamiento, de dar vueltas alrededor de lo mismo sin descanso. Generalmente son acompañados por rituales que son pautas siempre iguales que se repiten muchas veces a lo largo del día. La persona obsesiva entreteje una red de síntomas que producen mucho malestar pero sirven para defenderse de algo que el sujeto, inconscientemente, considera mucho peor… aunque no sepa qué es.
Dificultades de las personas obsesivas
En esta lucha sin tregua por defenderse, el intento de tenerlo todo bajo control le lleva a parapetarse en una forma de ser estricta, ordenada, extremadamente racional y rígida. Los sentimientos quedan ocultos no solo para los demás sino para sí mismos.
Los sujetos obsesivos tienen gran dificultad en ceder o negociar, en asumir cualquier riesgo que pueda causarles una pérdida, por pequeña que sea. Cuando se enfrenta a sus conflictos se enreda en dudas interminables que le paralizan impidiéndole tomar decisiones. El pensamiento sustituye a la acción, que queda indefinidamente postergada.
Tratamiento
La elocuencia de los sujetos obsesivos es notable pero la utilizan para eludir sus conflictos, dando vueltas y rodeos que despistan, especialmente con el deseo. El tratamiento tiene que abordar la fortaleza que han construido paso a paso, creando un clima de confianza que les permita hablar de lo que les angustia sin el temor habitual a ser juzgados. Volver a su favor esa capacidad dialéctica para que abandonen la racionalización y puedan explorar sus miedos, culpas y rigideces desde otro lugar, más abierto, más vulnerable.